Detección de energías a través de las manos

La mayor parte de las personas, por no decir todos, tenemos en mayor o menor medida capacidades que van más allá de los sentidos conocidos. Esto es ampliamente conocido. Pero lo que muchos no saben es que cada uno tiene especial afinidad por un tipo u otro de capacidad. Igual que hay quienes tienen un excelente olfato, o un buen oído, hay quien se siente más a gusto en tareas telepáticas y quien prefiere la videncia o las tareas mediumnicas.

¿Cuál es tu capacidad? No hay una forma sencilla de saber cual es nuestra área, en la que destacamos. Como casi todas las habilidades, lo mejor que se puede hacer es ir probando con varias y ver en cual nos sentimos más cómodos o tenemos mayor facilidad. En próximas entradas iré explicando algunos ejercicios fáciles que podemos practicar y ver qué tal nos va. Hoy nos centraremos en uno muy sencillo, la detección de vibraciones a través de la piel.

Dicho así, parece complejo, pero no lo es en absoluto.

Necesitaremos tres cuadrados de papel, de exactamente el mismo tamaño, y mejor si es una cartulina dura, o algo así, para evitar que se arrugue. Preferiblemente blanco, para que el color de base no interfiera.

Pintaremos una de ellas de rojo, otra de azul y otra de amarillo. Procura que sean colores intensos, no suaves, y que estén muy definidos: que el rojo sea un rojo intenso, que el azul sea azul y no verde o aguamarina, sino azul “del típico”, para que no haya confusiones. Y el amarillo igual. Los tres cuadrados una vez pintados deben tener idéntico tamaño y tacto.

Tomamos los tres cuadrados, y los extendemos ante nosotros. Pasamos los dedos a unos milímetros de distancia, sin tocarlos, y tratamos de identificar la sensación que cada color produce en nuestros dedos. Hay quien la define como más o menos caliente, o como cosquilleos de distinta intensidad, o como un sabor indefiniblemente picante... Lo importante es que cada color nos produzca distinta sensación.

Una vez que nos hemos familiarizado con la sensación que cada uno nos produce, hacemos lo mismo, barajando los tres cuadrados y extendiéndolos antes nosotros pero con los ojos cerrados, por supuesto. Y tratamos de identificar cada uno de los colores a ciegas, guiándonos sólo por los dedos.

A más de uno os sorprenderá el resultado, porque en poco tiempo comprobaréis que es perfectamente posible despertar ese sentido y distinguir unos colores de otros.

Una vez dominéis este ejercicio, habréis ejercitado el “músculo” mental de la detección de vibraciones en objetos, y podréis avanzar captando vibraciones más complejas, como emociones a partir de objetos o fotografías de personas desconocidas. Pero eso ya es tema para otro día, hoy sólo tenemos que despertar nuestros sentidos dormidos.

Y recordemos todos, que la clave está en la práctica, que nadie se desespere si no le sale la primera vez. Pero la cuarta o quinta sí debería obtener algún resultado, que mejorará a medida que practiquemos.

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